ÁNGEL
No podía apartar la vista del camino que llevaba hasta la tapia del cementerio, no era una opción, lo habían esculpido así.
En sus alas notaba la brisa del mar brioso que se movía inquieto a su espalda... más allá de los muros, más allá del silencio, más allá de su estática mirada.
Notaba el olor a sal en el aire y después de tantos años, ya no podía distinguir si provenía del deseado azul o de las lágrimas que a sus pies anidaban.

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