PUERTA IMPOSIBLE
Ya no existe, no la busquéis.
Con la reforma de los patios de la catedral de Huesca esta puerta de la calle Palacio desapareció.
Estaba destrozada y sus escalones no podían disimular el paso del tiempo, pero tenía un encanto especial.
Alguien había grabado sobre la oxidada chapa un estilizado corazón que otrora guardó dos nombres, pero que se había llegado a convertir en el alma de ese trozo de metal.
Las puertas imposibles nos abren a lugares improbables, y para cruzar no necesitamos abrirlas, basta con admirarlas.


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