LA CURVA
Tomar aquel camino suponía un sustancial cambio de dirección, un nuevo derrotero o quizás un rodeo necesario, pero una curva siempre es dinámica, siempre es una parábola sin moraleja, un arco sin clave, una elipse incompleta.
Me adentré en la senda marcada, pero no quería dejar nada atrás, aunque tampoco quería renunciar a nada de lo que estaba por venir... decidí entonces "tomar" la curva, tomarla entera, quedarme con ella. Cerrar la hipérbole, peraltar las penas y vivir al margen, como el que observa.

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