LA SOMBRA ALARGADA
La luz incipiente de la mañana despertaba sus formas confusas, su tez agrietada y tosca, su maltrecho aspecto de casa abandonada.
Hasta esa farola que habían colocado en la fachada parecía querer alejarse de ella y aprovechaba el amanecer para estirar su sombra y proyectarse lejos por la angosta calle que a su puerta llegaba.
Pero los años e historias vividas se graban en piedra, se transparentan en la cara, y casi sin darte cuenta se convierten en alma.

No hay comentarios:
Publicar un comentario