PECERA DE LUNA
Las noches azules llaman a gritos en mi ventana.
Un mar añil, un destello lunático, una canícula a destiempo y unos peces metálicos.
Hace calor y desvergonzados salen a nadar al cielo y a besar las faldas de Selene hipnotizados.
Volverán exhaustos, como siempre, cuando la pecera de luna se haya derramado.

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