Las circunstancias más inesperadas y sorprendentes nos ayudan a descubrir lo fuertes que son los enlaces que nos vinculan con nuestros hijos. Cuando tú te derrumbas (literalmente) ellos demuestran un fuerza y entereza que creías imposible y te enseñan a levantarte más fuerte y, sobre todo, mucho más orgulloso.
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